Page 24 - index
P. 24
HEMÓN:
Únicamente en un desierto tendrías derecho a gobernar solo.
CREONTE:
Está bien claro que te has convertido en el aliado de una mujer.
HEMÓN:
Sí, si tú eres una mujer; pues es por tu persona por quien me preocupo.
CREONTE:
¡Y lo haces, miserable, acusando a tu padre!
HEMÓN:
Porque te veo, en efecto, violar la Justicia.
CREONTE:
¿Es violarla hacer que se respete mi autoridad?
HEMÓN:
Empiezas por no respetarla tú mismo hollando los honores debidos a los
dioses.
CREONTE:
¡Oh, ser impuro, esclavizado por una mujer!
HEMÓN:
Nunca me verás ceder a deseos vergonzosos.
CREONTE:
En todo caso, no hablas más que en favor de ella.
HEMÓN:
Hablo por ti, por mí y por los dioses infernales.
CREONTE:
Jamás te casarás con esa mujer en vida.
HEMÓN:
Ella morirá, pues; pero su muerte acarreará la de otro.
CREONTE:
¿Llega tu audacia hasta amenazarme?
HEMÓN:
¿Es amenazarte refutar tus poco sensatas decisiones?
24