Page 33 - index
P. 33
(TIRESIAS y el niño se retiran. El CORO está aterrado. Silencio.)
CORIFEO:
Rey: ese hombre se ha retirado después de haber anunciado cosas
espantosas, y yo he visto, desde que cambié mis negros cabellos por, estos
blancos que peino ahora, que este adivino jamás predijo a la ciudad oráculos
falsos.
CREONTE:
También yo lo sé, y mi mente se debate en un mar de confusiones. Es duro
ceder; pero no lo es menos resistir y estrellarse contra la desgracia.
CORIFEO:
Es necesaria prudencia, Creonte, hijo de Meneceo.
CREONTE:
¿Qué debo hacer? Dímelo, que yo obedeceré.
CORIFEO:
Ve de prisa, saca a la joven de su prisión subterránea y prepara una
sepultura para quien permanece al aire libre.
CREONTE:
¿Eso crees que es lo que debo hacer? ¿Tú quieres que ceda?
CORIFEO:
Sí, rey; y lo más pronto posible. La venganza de los dioses tiene rápido el
paso, alcanza a los males por los caminos más cortos.
CREONTE:
¡Lo siento! Con gran pena, renuncio a mi resolución; pero, sin embargo, sigo
tus indicaciones. Es vano obstinarse en luchar contra la necesidad.
CORIFEO:
Ve, pues; corre, y no fíes el cumplimiento de estos cuidados más que a ti
mismo.
CREONTE:
Voy al instante yo mismo. Vamos, corred, servidores, los que estáis aquí y
los que no estáis; corred con hachas en las manos hasta el lugar arbolado
que veis desde aquí.
(Dirigiéndose al CORO.)
33